Este cuatrimestre hemos empezado un nuevo proyecto en la Facultad de Educación. Consiste en una asignatura llamada "Educación para la Felicidad". El proyecto lo ideó e inició Ana Belén García Varela, compañera del departamento. Y estamos ella y yo organizando y dando la asignatura.
La asignatura tiene tres grandes partes. La primera, introductoria, consistió en cuatro sesiones donde introdujimos la cuestión de hasta qué punto la escuela es un contexto donde se fomenta la felicidad. ¿Hasta qué punto la felicidad debería incluirse formalmente en el curriculum? Y sobre todo, ¿qué se entiende por felicidad? ¿desde qué perspectivas se puede estudiar este tema? La segunda parte se inició el miércoles pasado, 22 de febrero, y va a consistir en la visita de varios educadores que compartirán con nosotros de qué manera introducen esta cuestión de la felicidad en sus contextos profesionales. La tercera parte consistirá en elaborar, discutir y comentar proyectos desarrollados por los alumnos a partir de todo lo trabajado previamente.
Con este post quería mencionar brevemente algunas de las ideas principales que se plantearon en la sesión del pasado miércoles. En dicha sesión tuvimos la oportunidad de ver en acción a Richard Michael, profesor de Educación Infantil, que lleva más de 25 años trabajando desde el enfoque de las escuelas Montessori.
Mi experiencia con la educación Montessori era muy limitada, antes de este seminario. Como planteó una de las alumnas, Montessori tenía que ver con una educación que organiza el aula por rincones. La verdad es que no puedo decir que yo supiera mucho más tampoco.
Pero ver en acción a Richard fue un buen ejemplo para introducirnos en esta perspectiva educativa. Más que hablar de su manera de entender la educación en general y la educación infantil en particular, Richard organizó la sesión para mostrarnos cómo trabajaba con sus alumnos, ayudado de parte del material manipulativo que trajo consigo.
Varios de los principios (explicitados o no) que quería destacar son los siguientes:
- Importancia de la idea de "sembrar". El trabajo educativo se organiza mucho desde está metáfora de cultivar. Y se siembra porque lo que se conseguirá o recolectará vendrá después, y dependerá de la calidad de ese trabajo previo. Por ejemplo se siembra una actitud de respecto hacia los niños, que incluye por ejemplo la idea de no interrumpirlos cuando están trabajando. De no indicarles cuándo se han equivocado, sino dejar que ellos mismos corrijan sus propios errores, al comparar lo que aprenden con los demás compañeros y sobre todo con el profesor cuando actúa como modelo. Se siembra desde el principio una actitud de concentración en la tarea, de orden. En definitiva, de promover su autonomía.
- Importancia de los momentos óptimos. Esta es una idea muy importante desde la Psicología del Desarrollo. Evidencia la existencia de momentos muy importantes a lo largo de nuestra vida, en los que es más fácil aprender o desarrollar ciertas estructuras. Por ejemplo la estructura del apego, aprender a hablar, son claros momentos sensibles del desarrollo, que ocurren los dos primeros años de vida. Richard mencionó ante todo lo fácil que es entre 4 y 5 años que los niños puedan repetir sin cansarse ni aburrirse muchas actividades de aprendizaje, que a los adultos nos pueden parecer tediosas y aburridas, pero que para los niños son simplemente fascinantes. La mayoría de las actividades manipulativas de contar, de nombrar cantidades, de identificar palabras y letras, de realizar acciones prácticas cotidianas para desarrollar la coordinación sensomotriz, eran actividades de este tipo, que requerían práctica, práctica y práctica.
- En relación a lo anterior me llamó la atención una secuencia de enseñanza basada en tres fases, consistente en primero presentarle al alumno una actividad, sirviendo el profesor de modelo, nombrando aquellos elementos. Segundo, pedir al alumno que señalara aquello que el profesor le indicara (un ejercicio de reconocimiento). Tercero, preguntarle directamente acerca del nombre de elementos o partes concretas de la actividad, o solicitar la ejecución de ciertas partes de una secuencia, o la secuencia completa.
-Importancia del trabajo previo del profesor, a la hora sobre todo de organizar el aula, para que cada alumno pueda tener a su disposición el material con el que elige trabajar ese día. Como decía, el profesor es un "mayordomo" de los niños, en el sentido de ayudarles a tenerlo todo organizado y preparado. Parte de esa preparación consistía en "elegir material relevante para los niños", significativo, valioso, desafiante, por ejemplo con los cuentos seleccionados, o los temas de la actualidad sobre los que se discutiera.
Todo lo anterior se podría resumir en la pregunta que planteó de si los alumnos eran felices en el colegio. Si acudían con ganas y entusiasmo al aula. Si la actividad realizada en el aula, era una actividad plena, por así decirlo.
Más allá de lo que planteaba Richard, me llamó la atención la coherencia con cómo lo hacía. Gran parte de las actividades que hicimos, a mi me parecía que estaban impregnadas de un fuerte sentido ritual. Claro, conociendo como conozco el tema de los rituales, no me extraña que hiciera esta conexión. Las actividades podían ser repetitivas, incluyendo cierto ritmo y secuencia. Pero lo más llamativo para mi era que su significado trascendía a la actividad en sí. Era fácil desarrollar vínculos emocionales con los objetos, con la actividad en sí, con las personas involucradas (el profesor y los compañeros). Y la conexión con esos principios que se estaban sembrando, generaba ese sentido trascendente que mencionaba. Había un sentido claro de propósito y dirección en las distintas actividades, algo que proporcionaba más sentido a las mismas. No sólo desde la perspectiva del profesor. También, sobre todo, desde la perspectiva de los alumnos. Esto no lo mencionó, pero es algo que al menos para mi, parecía bastante claro. El valor del ritual no suele estar muy presente en la cotidianeidad de la educación, no se suele pensar mucho en ello. Pero la tiene. Recordarlo con el ejemplo vibrante y coherente de Richard, fue uno de los hallazgos que encontré en la sesión.
Un saludo
Alejandro
genial iniciativa¡¡¡ debería ser la asignatura principal para nuestros hij@s....yo desde que soy madre he leído mucho sobre la filosofía Montessori e intento aplicarla en casa (aunque obviamente no soy purista de ni de esta ni de ninguna otra). Sobre todo lo más importante "seguir al niño" y fomentar su autonomía. Tal y como comentas "no corregir", " no dirigir el juego" y "no interrumpir" es fundamental para observar cuáles son sus intereses y esto se suele hacer en escuelas que defienden la Educación respetuosa donde los educadores no son educadores sino "acompañantes" porque precisamente es el niño el que decide a qué jugar o el qué escoge con qué materiales le apetece trabajar.También es fundamental adaptar la casa y dejar que los peques realicen actividades de la vida práctica, en mi caso esto ha sido una de las cosas que más ha favorecido la autonomía de Emma. Además de todo esto lo más difícil y más importante según decía María Montessori ser su mejor modelo, lo cual a veces es difícil cuando perdemos la paciencia o cuando faltamos el respeto a los otros en su presencia sin darnos cuenta..
ResponderEliminarpor cierto se me olvidaba...el tema del ritual...yo con Emma cuando presento el material en el tapete le muestro como lo hago yo y luego pueden pasar dos cosas o que no muestre ningún interés o que consiga verdaderos ratos de concentración, y cuando esto ocurre es fantástico, me encanta observarla.
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