Todo ocurre en la calle Rico Home, una pequeña calle de Alcalá de Henares, próxima a la calle de la Tercia. Son cerca de las 16 horas. Vengo de tomarme un café en "El Guiñol", uno de mis bares predilectos de Alcalá, unos de los pocos lugares que aún se mantienen intactos de mi etapa alcalaína. De hecho vivía en la calle Vaqueras, perpendicular a esta de Rico Home. Paseo perdido en mis pensamientos, recordando la calle, rememorando lo que era caminar por esta calle cuando vivía aquí, diferente de cuando paseo ahora. Familiar y extraño a la vez.
También pienso hacia donde voy. Voy a una sesión con el fisioterapeuta. Ya estoy recuperado de un episodio agudo de lumbalgia que tuve hace una semana, por pasarme entrenando, o no entrenar bien mejor dicho. Es la segunda sesión, para asegurarme que ya estoy otra vez bien, pese a las pequeñas molestias que aún siento en la zona lumbar.
Voy caminando tranquilamente, pensando en todo esto a la vez. Cuando de repente todo se desencadena. Imagino que los cambios ocurren así, de repente. Todo puede seguir igual o cambiar significativamente. En fracción de segundos. Y lo que ocurre dura probablemente segundo y medio.
Un bicicleta me adelanta por la izquierda, y una mano agarra mi Ipad, el Ipad que yo mismo cogía de manera despreocupada con mi mano izquierda. Durante un breve momento, el ciclista y yo estamos unidos por el Ipad, que nos une. Su agarre ha sido casual pero firme y decidido. El mio responde igualmente firme y decidido, afortunadamente para mi más firme. Una presión final por mi parte contribuye a retenerlo. El ciclista suelta el Ipad y se aleja, como si nada.
Cualquier observador no hubiera notado nada, dado la rapidez y sencillez con la que ocurrió o no ocurrió, según se mire.
Yo tardo un par de segundos en comprender lo que ha ocurrido o casi ha estado a punto de ocurrir. Es algo así como, "joder, que ese tío acaba de tratar de robarme el Ipad". Recuerdo en ese brevísimo tiempo en el que hemos pugnado que una parte de mí sí ha sido consciente y se ha resistido a dejar algo que valoraba, por sí mismo y por todo lo que contenía. Pero la conciencia de lo ocurrido ha venido después, el significado pleno, ha venido después. Podría dejar aquí la anécdota, pero sigue.
Una vez soy consciente, estando aún más o menos cerca, desde luego puede escucharme, suelto un "hijo de puta", pero no es rabioso, no es muy fuerte, es más bien una expresión mezcla de sorpresa, de alivio, una expresión de que algo tengo que decir o hacer y lo primero que se me ocurre es eso. Es un "hijo de puta" tímido. Pienso que si me lo llega a coger tras un intervalo de sorpresa hubiera salido corriendo a por la bici. Pienso cómo hubiera sido correr por esas calles de Alcalá. Pienso acerca del posible o posibles desenlaces... En el mismo momento, agarrando más fuerte el Ipad, también miro defensivamente hacia atrás, por si acaso. Pero estoy solo.
Centrado en el presente otra vez, recordando mi pequeño grito de "hijo de puta", soy consciente en ese momento que al gritar, y al gritar así, he sido derrotado. Al menos seguir teniendo el Ipad, me reconforta.
Ahora pienso en el concepto de oportunidad planteado por Taisen Deshimaru durante una entrevista.
"Todo se juega en un instante. En este instante, el espíritu decide todo, técnica y cuerpo lo siguen. En todos los deportes de hoy día existe un tiempo de espera. En las artes marciales no hay tiempo de espera: si se le espera aunque sólo sea un poco, el adversario se aprovecha de ello, se ha perdido. El espíritu debe estar sin cesar concentrado sobre la situación, dispuesto a atacar o reaccionar. De aquí su importancia primordial" P.30).
Según esto mi espíritu reaccionó y mi cuerpo siguió, inconscientemente, automáticamente. Pero en mi primera reacción consciente, mi sensación es curiosamente la de haber sido derrotado. O por haber sido pillado desprevenido, o por haber reaccionado futilmente después.
*Deshimaru, Taisen (2000). El blanco invisible: el Zen en las Artes Marciales. Valencia: Ahimsa.
Acabo de llegar a casa, he estado acariciando un rato a mi perro (uno de los mejores momentos del día), me he servido una copa de vino (algo que hago en contadas ocasiones...) y he empezado a leer. La clase de hoy me ha generado ciertas inquietudes y en un intento de bucear en ciertos aspectos, he visitado de nuevo este blog. No pensaba escribir, pero la lectura me ha invitado a hacerlo. Creo que me he enganchado con el comienzo del texto , porque he vivido toda mi vida en el centro de Alcalá, las calles que mencionas me traen muchos recuerdos, me siento identificada con esa descripción de extraño y familiar a la vez, pues eso me ocurre ahora cada vez que camino por Alcalá y siento cierta nostalgia, pues ya hace cinco años que no vivo allí.
ResponderEliminarEs cierto que a veces todo se juega en un instante , y que en ocasiones no sabemos ni entendemos por qué reaccionamos de la manera acertada por inercia , otras en cambio, no sólo no reaccionamos sino que además nos quedamos "congelados", perdiendo toda opotunidad en cuestión de segundos. Lo que sí es cierto es que tu vida puede cambiar en un instante (sea por un error o un acierto, por reaccionar o no reaccionar...)
Cuando mencionas las artes marciales yo no puedo evitar acordarme de las primeras películas en blanco y negro de bruce lee que mis primos mayores me llevaban a ver al cine de verano allá en los años 80 cuando yo era niña. Muchos han conocido a Bruce Lee por el famoso anuncio de tv " Be water my friend" pero yo tengo otros recuerdos. Desde entonces mi primo siempre ha repetido una frase de Bruce Lee que le he escuchado muchas veces: "Invesgia en tus propias experiencias para llegar a entender qué funciona para ti" Creo que hoy es la primera vez que doy sentido a esta frase.
Gracias por el post.
Hola
ResponderEliminarGracias por escribir y por todo lo que mencionas. Creo que cualquier persona que sea aficionada a las Artes Marciales, conocerá bien a Bruce Lee. Yo desde luego soy uno de ellos. No sólo vi una y otra vez todas sus películas durante mi adolescencia, sino que además me compraba la revista Bruce Lee, que se publicaba en España. Imagínate, una revista mensual dedicada a su legado o a su trabajo, alrededor del Jeet Kune do sobre todo. La frase que mencionas tiene mucho sentido desde el estilo que generó, que supuso una revolución a la hora de entender la manera de entrenar las artes marciales, de respetar la tradición pero también fomentar su desarrollo e innovación. Adaptar el arte marcial a tus cualidades (también a tus defectos) era una de sus máximas, y algo que además, todo practicante tiene que ir haciendo a medida que envejece. Esto sería un tema de lo más largo, la verdad.
El post, como también mencionas, es una manera de indagar sobre una experiencia personal y pensarla como parte de mi experiencia con las Artes Marciales, concretamente, mi experiencia con el Karate. Es como entender el Karate conectado con el día a día, en vez de limitarlo sólo a la práctica formal en un dojo o en una sesión de entrenamiento. En este sentido, las Artes Marciales, como arte, trascienden la práctica física, técnica en sí, para añadir otras cuestiones. Respecto al Karate, tiene que ver con el Do, la vía o el camino, un elemento fundamental propio de todas las artes marciales, un aspecto vinculado con el proceso de vivir y desarrollarse, más espiritual si quieres. Generalmente asociado al Zen, al menos aquellas disciplinas que proceden de Japón, pero no sólo. También era un ejemplo de conectar un evento con un contexto con el que normalmente no lo conectaríamos y así pensar de una manera más, llamémosla "lateral".
Entender mejor esas situaciones en las que todo se juega en un instante, siempre me ha interesado. Y por qué no, ¿cómo detectar lo que nos jugamos a cada instante? Más allá de reaccionar a lo que ocurre en determinados momentos, ¿no estamos siempre en un instante jugándonos algo?
Un saludo y de nuevo gracias por escribir
Alejandro
Si. Siempre estamos jugandonos algo, por ejemplo cada vez que tomamos decisiones...detectar lo que nos jugamos quizas es mas dificil, al menos para mi. A veces no lo sabes hasta q tomas la decision de "jugartela". Otras quizas, sabes lo que te juegas y aun asi ariesgas todo. Hay ciertos instantes que cambian tu vida para siempre, de tal forma que no vuelves a ser la misma persona. Sigues siendo tu, pero eres otro...no se explicar la sensacion. Yo experimente esa sensacion cuando un dia de repente una noche al llegar a casa hice una maleta y me fui sin mas...dejando a un lado una etapa de mi vida...ese instante lo cambio todo. Creo q lo que me ayudo a detectar lo que me jugaba si no hacia esa maleta, es sentir que no podria evolucionar a pesar de jugarme el perder otras muchas cosas...
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarCreo que inicialmente alguien podría preguntarse "¿Y por qué sentirse derrotado si al final ese "hijo de puta" no te quitó el ipad?"
Y luego podría seguir así... ¿no sería eso ya suficiente motivo como para sentir que "ganaste"? Aunque, ¿en realidad qué ganaste? Te quedaste igual que estabas, ¿no? Bueno, sí si nos referimos a lo material y a lo espacial (te quedaste con lo que tenías y no te hizo falta correr), pero en realidad no te quedaste igual que estabas, ¿no?".
Me resulta internaste detenerme a observar la secuencia: primero hiciste: 1) dirigir tu atención a la mano con la que agarrabas tu ipad; 2) apretar más fuerte esa mano que el "hijo de puta" la suya; 3) ver cómo se alejaba el "hijo de puta". Luego vendría lo que sentiste y pensaste, y cómo lo que sentías te hacía pensar y cómo lo que pensabas te hacía sentir. Y creo de ahí creo que surgió este post.
Es curioso ver cómo la diferencia de fuerza aplicada entre tu agarre y el del "hijo de puta" ha dado lugar a esas letras de arriba en forma de post. De haber sido a la inversa esa diferencia, quizás la letras serían otras y se encontrarían en una denuncia, aunque también seguiría existiendo la posibilidad de conectarlo con la cita que rescatas de Taisen Deshimaru.
Y a raíz de la cita me pregunto... ¿qué indicaba -hacia dónde señala- ese leve grito de "hijo de puta"? Me parece que, tras pronunciarlo (y escucharlo), te hizo darte cuenta de algo, y ese algo luego de otro algo.
¿No sería algo así como un "y por qué a mí"?
¿Y esa sensación de derrota, entonces? ¿No será más bien por haberte percatado luego de ese "y por qué a mí"? Podríamos pensar también que no sabías ya cómo deshacerte de ese ipad y que estropeaste con tu reacción una oportunidad excelente de perderlo de vista, pero creo que no es el caso.
Me pregunto finalmente (jugándomela, ja!), ¿estabas ya derrotado de entrada, independientemente de la fuerza que aplicaras con tu mano al ipad?
Bueno, gracias por compartir la experiencia y la conexión que has hecho con esa cita.
Un saludo
David
Hola David
ResponderEliminarEl que intentó quitarme el Ipad y yo nos encontramos brevemente. Nuestras vidas se cruzaron. Él hizo lo que necesitó, tuvo o decidió hacer. Y yo también. Los dos hicimos lo que tuvimos que hacer y nuestras voluntades y/o o la suerte decidieron el desenlace.
No era necesario ni juzgarle ni cuestionarle. Y menos hacerlo como si estuviera obligado a hacerlo, a responder de manera estereotipada a una situación. Responder como se supone que uno respondería en esta situación. En vez de reconocer la situación (un intento de robo) y reconocer el desenlace (favorable para mi) y fluir con ello, reaccioné sorprendido y aliviado y avergonzado de no haberme dado cuenta antes de lo que ocurría, o avergonzado por no haberlo previsto o haberlo visto venir, o avergonzado por pensar que tenía que controlar conscientemente todo esto cuando de hecho, ni es posible ni era necesario.
La derrota es una derrota conmigo mismo. Conmigo por no permanecer en la situación sin más, y en cambio reaccionar y además sabiendo que es una reacción por reaccionar, una reacción elegida pensando que sería lógico reaccionar así, cuando no era el caso.
No pensé eso de " y por qué a mi", y desde luego ja... no quería desprenderme del Ipad.
Cuando lo pronuncié, sobre todo con la indecisión con la que lo pronuncié, me di cuenta que en ese momento había perdido la segunda parte. O eso creo.
Imagino que había diferentes niveles posibles de derrota o de "victoria". O a lo mejor simplemente las cosas suceden y esas etiquetas de victorias o derrota, no dejan de ser ilusiones de la mente.
Y sobre el segundo comentario de Anónimo (primero que nada gracias por escribir) me recordaste un libro que leí hace tiempo, "Tengo un problema, ¿qué hago?" de José Víctor Núñez, en la editorial Cuatrovientos. Es un libro pequeño pero de lo más sugerente. En una parte cuestiona la manera tradicional de enseñar a tomar decisiones, en las que no se presta atención al proceso de tomar decisiones, sino a la evaluación final del producto (es decir la decisión). Es más facil evaluar decisiones con la información que disponemos después, que evaluarlas mientras las tomamos (y nuestra información suele ser más limitada o restringida). Estoy de acuerdo en eso de que cambiamos y somos otros tras las decisiones que tomamos (o seguimos siendo el mismo, mantenernos siendo es también un tipo cambio). La clave es ser consciente de ello y vivir en contacto con la experiencia.
Un saludo
Alejandro
Fortuna de fuerza la tuya porque si me pasa a mí, fijo, fijo que se lo lleva. Bueno, si tuviera ipad, que eso es otra cuestión (: He disfrutado mucho con la lectura del post porque después de todo, habla de la vida, que no es más que una decisión, y otra, y otra más.
ResponderEliminarOs dejo con una cita de Yves Bonnefoy que me vino a la mente tras la lectura: "Toda cosa, trágica o apacible, se alza en el corazón sagrado del instante para una eternidad de presencia".
¡Saludos a tod@s l@s telemaquienses!
PD: y me pregunto... ¡¿Pero qué culpa tendría la madre del ciclista?!
Hola ClothoBoBardi
ResponderEliminarCuánto tiempo, me alegro de tenerte por aquí de manera activa ;)
Muchas gracias por la cita, muy adecuada y ajustada. Y sin duda, la madre del ciclista no tenía nada que ver... más motivos para la derrota ;)
Un saludo y espero que estés bien, aunque no tengas ipad de momento
Alejandro
... de momento... pero ya llegará! Jajaja :-) He adjuntado tu blog a la que ya sí va a ser la web-blog que lleve definitivamente aunque algún día me pueda volver a poner a experimentar porque... Ya estaba volviendo demasiado loca a la gente, jajaja . La dirección es: http://esperanzamarques.wordpress.com/
ResponderEliminarY... al final sí me publican el poemario :-) ¡Confirmado! Cuando sea la presentación (ya me dirá la editorial) y esas cosas te avisaré por si te apetece pasar.
¡Un abrazo!