"As your perspective of the world increases not only is the pain it inflicts on you less but also its meaning. Understanding the world requires you to keep a certain distance from it"
"A medida que tu perspectiva del mundo aumenta, no sólo es menor el dolor que te inflinge, sino su significado. Comprender el mundo requiere que mantengas cierta distancia de él"
Karl Ove Knausgaard
Una vez finalizado el curso de verano, creo que ya es hora de que escriba sobre él. Sobre todo teniendo en cuenta que este año, no publiqué nada con anterioridad al mismo. Algo que siempre he hecho.
El título era: Educar en la interioridad: más allá de la inteligencia emocional. En sí, como ya planteé el primer día, surgía de una frustración con cómo se suelen trabajar las emociones, o cómo se enfoca la docencia de lo que podríamos denominar la interioridad, el contacto con la experiencia subjetiva. Mi postura era la de trabajar la experiencia interior subjetiva, siguiendo, cómo no, una metodología experiencial, basada en todo lo que he aprendido con el DBM estos últimos años. Incluyendo lo que he aprendido con las investigaciones que está llevando a cabo Gloria Nogueiras. A esto le sumé explicitamente mi experiencia y mi formación en terapia gestáltica, y muchas de mis lecturas recientes sobre estas cuestiones, sobre todo basadas en el trabajo de Leslie Greenberg y Violet Oaklander.
Estos dos últimos autores, que trabajan desde un marco de la terapia gestalt, más implícito en Greenberg que en Oaklander, apenas son citados o conocidos por los que quieren fomentar el conocimiento de las emociones, en ese mal acuñado concepto de "inteligencia emocional". La mayoría de los libros sobre inteligencia emocional que hay en el mercado, vienen bien para justificar su importancia, para identificar emociones, para relacionarlo con estudios neurofisiológicos (sobre todo desde la irrupción con el Mindfulness hace unos añitos ya), para objetivar un tema muy complejo. Pero apenas te da pistas para trabajar y elaborar la experiencia emocional en contextos auténticos.
Y eso es lo que me propuse explorar durante el curso, principalmente. Partiendo de un par de premisas fundamentales como educador, que leí este año en un interesante artículo, escrito por Laurie Brady en 2014, con el sugerente título "Relationship, relationship and relationship in Teaching/Learning". En la página 30, cita a un autor, Parker Palmer, quien en su libro "El coraje de Enseñar" plantea lo siguiente:
"la buena enseñanza no puede ser reducida a una técnica; la buena enseñanza proviene de la identidad y la integridad del profesor" (Palmer, 2007, p. 10).
Más adelante, Brady complementa esta cita con lo siguiente:
"Los buenos profesores tienen la capacidad para la conectividad. Están conectados con su materia, con sus estudiantes y con su mundo" (Brady, 2014, p. 30)
Y así empecé el curso de verano. Vamos a explorar estos asuntos complejos de cómo educar en la experiencia interior propia y de nuestros alumnos, cómo gestionar esto que podemos denominar experiencia subjetiva y objetiva, y vamos a hacerlo de una manera que no sea técnica, y que implique trabajar cuestiones vinculadas con cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.
No trabajar desde una perspectiva técnica, implica para mi, trabajar con la persona como un todo, con el propósito de generar una situación de aprendizaje que en cierta medida transforme a todos los que participan en ella. De esta manera si uno es diferente al terminar la formación, en el sentido de haber aprendido, uno actuará ya de manera diferente en aquellos contextos donde se desenvuelva a nivel personal o profesional.
Por ello, quería revisar algunas cuestiones fundamentales para mi a lo largo de este curso.
La primera tiene que ver con la idea de "arraigar", de trabajar el "sentido de presencia", de encontrar un sitio desde el cual trabajar y encontrarse con uno mismo y los demás. Esto lo trabajamos nada más empezar el curso, sin preámbulos, sin introducciones. Empezamos con un breve y tal vez desconcertante ejercicio, que consistía en tomar conciencia de qué sitio habíamos elegido en el aula, nada más entrar, y por qué. Tras esto, salimos todos y volvimos a entrar, pero esta vez para elegir "nuestro sitio de manera consciente". Esto era una metáfora actuacional y literal simultáneamente. La idea de encontrar el sitio fuera y dentro, fue una de las cuestiones trabajadas a lo largo de las sesiones. Buscar un sitio donde trabajar, donde meditar sobre alguno de los ejercicios propuestos, bien sea ese lugar interno o externo, era una de las claves. En cierta forma tiene que ver con contactar con el lugar desde el que nos movemos, desde el que contactamos o nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. Escuchar y hablar con otro o con uno mismo, estar presente para uno o para otro, tenía que ver con esto.
Otro gran tema es del contacto. Esta es una idea muy gestáltica, y nada original porque se puede rastrear también desde la tradición del Zen. El modelo del Ciclo de Satisfacción de Necesidades, enfatiza esta cuestión. Como plantean Erving y Miriam Polster (2001, del original de 1973):
"Salvo que tenga una profunda experiencia en el contacto pleno, cuando te encuentro con tus ojos, tu cuerpo y tu alma en plenitud, tu presencia puede hacerse irresistible y absorbente para mi. Al conectarme contigo, expongo mi existencia independiente. Sin embargo sólo a través de la función de contacto pueden lograr completo desarrollo nuestras identidades" p. (104)
O como plantean Perls, Hefferline y Goodman (1951)
"el contacto es la conciencia de las novedades asimilables y el comportamiento correspondiente hacia ellas, y el rechazo de la novedad inasimilable. Lo que invade, lo que se mantiene siempre igual o lo indiferente, no es objeto de contacto" (citado en Polster y Polster, 2001, p. 105).
El curso trató de generar la mayor cantidad de experiencias de contacto, porque es donde surge la posibilidad de trabajar ese sentido de presencia de uno mismo con uno mismo o con los demás, de ponerse a prueba, de seleccionar qué se tomaba y qué no, de cambiar o no. De ser consciente de la experiencia que se estaba viviendo. Incluso de tratar de salirse, evadirse, distraerse, desconectarse, desvincularse. Es curioso lo que cuesta estar en contacto con la experiencia. Mantenerse en contacto con un ejercicio, una actividad, una reflexión, incluso con el hecho de no hacer nada, es más complejo de lo que parece. Y me ha llamado mucho la atención justamente las estrategias puestas durante el curso por más de uno para evitar el contacto o interrumpirlo. Algo que de por sí ni es bueno ni malo, sobre todo si se es consciente de lo que está pasando.
Simplemente estar presente y contactar. Esto es fundamental en cualquier experiencia meditativa, era evidente en todas las experiencias de meditación que hicimos. Hicimos muchos ejercicios explícitos los dos primeros días, y desde luego el jueves, durante todo el trabajo con la máscara. Uno de los ejemplos más claros tuvo lugar el segundo día, con el ejercicio de contactar con nuestro silencio y nuestra manera de estar ante la posibilidad de hablar o no tras la revisión. Estar presente durante los momentos de silencio, tiene mucho que ver con esto, y es algo que cualquier educador tiene que conocer. Cualquiera de los que estuvo en el curso, conoce bien lo complejo de estas situaciones. Ese segundo día dio mucho juego en este sentido.
Un tercer tema que quiero explicitar, probablemente el más importante, tenía que ver con la relación entre objetivo-subjetivo, o dicho de otra manera entre atender desde y atender a algo, en un contexto. Distinciones fundamentales en la disciplina del Developmental Behavioral Modelling. Esas distinciones son francamente útiles a la hora de modelar o gestionar o describir la experiencia subjetiva. Cualquier experiencia subjetiva es percibible únicamente "atendiendo desde". Es la perspectiva desde la que se atiende y por definición, imposible de atender directamente. Se siente, no se percibe, objetiva, externaliza. Porque en el momento que se trata de atender a dicha perspectiva, se objetiva. Algo que se hace normalmente en la terapia gestalt, y que constituye la clave para entender las metodologías de trabajo de Leslie Greenberg, que también trabaja mucho desde otras disciplinas como el Focusing, y de la propia Violet Oaklander. No es lo mismo vivir una emoción sujeto a ella, atendiendo desde ella, que objetivarla, atender a dicha emoción, simbolizarla, dramatizarla, narrarla, etc... Muchos procesos de cambio que trabajan con emociones como foco, justamente tratan de objetivar procesos emocionales subjetivos muy complejos, que suelen por eso mismo, ser inconscientes o estar fuera del foco consciente de la persona. Esto lo trabajamos todos los días, pero especialmente el jueves y el viernes. El trabajo con la máscara, fue un trabajo explícito de visualizar, empezar a objetivar la máscara (que es una manera de identificarla, objetivarla, separarnos de ella, con lo que esto puede costar), simbolizarla (hablar de ella, dramatizarla, contextualizarla, trivializarla, caricaturizarla) para después reconectar con ella, comprobar el grado de ajuste entre lo que representábamos con ese símbolo y nuestra vida. Los ejercicios de gestión de emociones del viernes, integrando la respiración y la meditación como una manera de objetivar y subjetivar, de entrar y salir de una experiencia emocional, era otro ejemplo de esto.
Pero imagino que el principal aspecto que estuvimos explorando y trabajando durante el curso, y no sé si lo conseguimos o no, tenía que ser con generar un "desde" diferente al que solemos tener, desde el que solemos actuar. Esto, nuevamente desde la DBM tiene que ver con intervenir generativamente. Crear un cambio antes que tenga lugar ningún problema. Generar un cambio desde el principio, fomentar el cambio antes de que haya que cambiar nada. Y esto tenía que ver con generar, llamémoslo una "actitud contemplativa", en el que se incluye al que contempla como posibilidad que contemplar, con curiosidad y sentido de sorpresa. Eso fue, realmente, pensándolo, lo que más estuvimos trabajando. Los poemas de Basho y de Tennyson, eran justamente un juego y una manera de explicitar esto, de vivenciar esto sin saber qué es lo que se estaba vivenciando de hecho. Puede que fuera muy rebuscado, pero al fin y al cabo, apropiado. Y una buena manera de rendir homenaje a Daisetsu Teitaro Suzuki, de quien tomé la idea de usar estos poemas. Los pongo para recordarlos:
La clave no está en los poemas en sí, sino en la diferencia entre ambos:
Cuando miro con cuidado
veo florecer la Nazuna
junto al seto¡¡¡
(Basho)
Flor en el muro agrietado
te arranco de las grietas
te tomo, con todo y raíces, en mis manos,
Florecilla- pero si pudiera entender
lo que eres, con todo y tus raíces, y, todo en todo,
sabría qué es Dios y qué es el hombre.
(Tennyson)
En términos de proceso traté de que el curso fuera poco a poco, incrementando su nivel de complejidad. Que poco a poco fuéramos viviendo estas distinciones y temas, hasta llegar al jueves, donde pudimos trabajarlas con mayor intensidad y riesgo, en cierta manera. Contando con el viernes para integrar, aplicar de manera más consciente y conectar más conceptualmente, incluso más concretamente. El viernes creo que fue una buena jornada para cerrar, recolocar e integrar, individual y grupalmente. Por eso en gran parte terminamos haciendo una evaluación sin usar el lenguaje, para expresarnos de otra manera, conectando con uno mismo y con los demás, sin necesidad de interpretar lógica o conscientemente. Nuevamente experimentando el sentido subjetivo de la acción, que terminaría en un objeto grupal y colectivo.
Probablemente, nada de esto tuviera pleno sentido para nadie, más allá de que yo fuera hablando y poniendo ejemplos de estas cuestiones. Espero que con las lecturas, con la posibilidad de revisar la grabación del curso, y este post, podamos seguir elaborando algunas cuestiones.
En todo caso, es un ejemplo del tipo de trabajo que por suerte se puede hacer en el contexto de los cursos de verano, más allá de un curriculum formal, más allá de exigencias de horarios. Y teniendo en cuenta que mucho de lo trabajado, también tiene su presencia más sutil, a lo largo de otros cursos impartidos en otros contextos más formales.
Para mi fue una gozada poder explorar estas cuestiones, que además fueron emergiendo paulatinamente. Porque como con todo proceso vivo, es algo que se fue desarrollando momento a momento, paso a paso.
Gracias a todos los que lo hicisteis posible.
Un saludo
Alejandro
Referencias
Hola,
ResponderEliminarPasadas unas semanas después del curso de verano, y aunque aún no empecé a leer los textosde ampliación, desde mi experiencia, tanto con este tipo de metodología como con los temas que se trataron durante la semana que duró el curso, la importancia y la relevancia que tiene en este momento el contenido del curso son muy distintas a cuando terminó o cuando estaba en proceso el curso.
Es paradójico que los primeros días me resultase relativamente fácil desconectar, desvincular y objetivar cómo me sentía fuera del curso de verano y el jueves, que es cuando se trabajó más explícitamente lo que yo había trabajado individualmente los días anteriores, no fuera capaz de hacer un ejercicio que llevaba tiempo haciendo, aunque quizá no de manera consciente.
Para mi, eso fue lo más importante y complejo del curso, sobre todo en el momento en el que exteriorizas cómo te sientes o cómo te has sentido, cuándo eres consciente de ello y comienzas a objetivarlo. No es algo que se enseñe normalmente, y en docencia, a cualquier nivel académico creo que es básico, el hecho de no tener miedo a contar ciertas situaciones y a enseñar la manera en la que se pueden gestionar, superar, mejorar y aprender de esas situaciones.
Al menos es con lo que me quedo del curso.
Aunque no me gustó la experiencia del jueves, creo que es de la que más he aprendido o he sido consciente de que he aprendido.
Gracias a ti por plantear el curso.
;)