martes, 9 de mayo de 2023

Adaptarse a la novedad respetando la amplitud de la experiencia




El pasado 26 de abril tuvimos nuestra sesión con Francisco Tapia, el último de nuestros colaboradores, como ya anticipé en el último post. 

Lo destaco por varios motivos. Uno porque el propio Paco (FT) me suele pedir que escriba algo al respecto para luego poderlo compartir en otros ámbitos. Otro porque suele ser una sesión diferente porque nos trasladamos fuera del aula para ir a las instalaciones deportivas en el campus de la UAH y porque hacemos algo que la mayoría no ha practicado nunca, Karate en este caso. También lo destaco porque tengo una relación especial con Paco, de muchos años y mi exigencia hacia esta sesión suele ser también algo mayor. 

Son varios los temas que surgieron a lo largo de las tres horas. Quiero destacar los siguientes:


1. La importancia de aprender algo nuevo y diferente.

Afrontar la situación de aprender algo que no se conoce y que es muy diferente a lo que se suele aprender en nuestro contexto universitario, no es fácil. En cierto sentido es similar a la sesión de Jesús Amate y la improvisación teatral. En ambos casos, uno está expuesto. Y está expuesto corporalmente, no sólo intelectualmente (que también). No resulta sencillo exponerse ante uno mismo y ante los demás, ir más allá de juicios y comparaciones, estar cómodo en la vulnerabilidad habitual de cuándo empezamos a aprender algo nuevo. Estar dispuestos y crear la mejor predisposición para aprender algo nuevo no se tiene que dar por sentado. Hay que crear dicha predisposición con el grupo, o al menos ser consciente de la misma. Es una cuestión fundamental en todo aprendizaje: cómo se está colocado de entrada influye mucho en la calidad del aprendizaje posterior (tus habilidades y conocimiento previo, lo que ya sabes, tus expectativas, tus creencias ante lo que se va a aprender, los juicios, etc.). 

Vivimos en un mundo en el que necesitamos actualizar lo que sabemos continuamente. Más que actualizar, yo añadiría incluso cuestionar lo que sabemos, para seguir avanzando. Y eso probablemente cuesta todavía más que aprender algo nuevo. Porque la amenaza de lo que supone 'no saber' o 'no estar a la altura de las expectativas propias o ajenas' es más grande si se supone que sabes algo. Así que toda la sesión trabajaba de fondo esta habilidad de aprender algo nuevo, o cuestionar lo que ya se sabe. En un curso donde se enseña, normalmente siempre hay algo nuevo para aprender, si no, no hay aprendizaje, se produce algo diferente: práctica, exhibición personal, ocultamiento, fingir que se sabe, estar por estar, etc. 


2. La importancia de nuestro perfil variado (rango amplio podría decir) de habilidades, intereses, conocimientos que nos hace únicos. 

Llevo unas semanas leyendo "Range", de David Epstein (acabo de ver que está ya traducido al castellano como Amplitud: por qué los generalistas triunfan en un mundo especializado). En ese libro, que no se mencionó en la sesión, se discute la importancia de tener un amplio abanico de habilidades, para poder aprovecharlas y adaptarse mejor ante situaciones complejas, que requieren una habilidad especializada, pero que además la experiencia adquirida desde diferentes contextos. Las personas que más destacan en sus campos profesionales, suelen tener un amplio rango de intereses y habilidades de los que se nutren para ser más creativos o dar respuestas creativas procedentes de dichos ámbitos. Menciono esto porque creo que Paco es un buen ejemplo de ello. Es lo bueno de las actividades interdisciplinares, y más incluso de cuando se combinan conocimientos curriculares más tradicionales con otros más novedosos, sean artísticos o no. Tenemos que descubrir el perfil único de nuestros alumnos a la par de fomentar aquello que también nos hace diferentes, aprovechando nuestros recursos personales, cuanto más amplios mejor. 



3. Un número alto de estudiantes suele ser preferible a un número bajo, si se aprovecha al grupo como recurso. Este tema surgió en el debate final, cuando varias alumnas de Magisterio Infantil le preguntaron a Paco que si no prefería grupos reducidos de niños. Paco decía que no, que prefería grupos de 25-30, porque se ayudan entre sí, es más fácil dirigir su atención y centrarles en la actividad que se esté llevando a cabo (porque el propio grupo ayuda a que cada persona siga). Este debate presupone que el formador tiene el cuenta al grupo como un todo y lo utiliza a favor de cada individuo. El grupo a favor del individuo y no el individuo a favor del grupo es una cuestión es una matiz a considerar. 


Este año se notó que el grupo se conocía ya mucho más, estaba ya integrado y por ejemplo, no había vergüenza o miedo a la hora de practicar las diferentes técnicas, algunas de ellas nada fáciles de coordinar para alguien que empieza. Y en poco tiempo logramos mucho, más incluso que en otras ediciones. Y se nota cuando el grupo está más maduro. 

Por supuesto, más allá de todo lo anterior, también había una sensación de disfrute con esta actividad, que cada uno/a podía transferir a otros ámbitos personales o profesionales. 

Esta semana finalizará la asignatura y esta sesión, junto a todas las que le precedieron, ha contribuido a que ahora estemos en disposición de crear algo nuevo. Y en eso estamos. La práctica del Karate nos ayudó, por medio de hacer algo diferente, a repensar la educación. La amplia experiencia de Paco fue una excelente manera de cambiar de etapa en la asignatura. 

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