Uno de los aspectos que más me suelen interesar cuando hago alguna revisión de sesiones en una asignatura con los estudiantes, es cuando plantean que no terminan de seguir el hilo de lo que estamos haciendo, o que no terminan de entender el propósito de lo que hacemos.
Me interesa porque creo que evidencia que hay alguien pensando, tratando de construir un sentido, tratando de ver la coherencia en la comprensión de una actividad, una asignatura en este caso.
Es como si estás leyendo un texto y de repente hay un párrafo o sección, que no te encaja con lo anterior. O un capítulo que no terminas de integrar en lo que estás leyendo.
Lo más interesante para mi ante todo es explicitar que hay un hueco en la comprensión. Lo más importante es que entonces puedes tratar de gestionar eso. Ahí hay varias opciones.
Una, tratar de dar pistas en ese momento para que lo puedan completar. Por ejemplo mediante el uso de la teoría, aplicándola en ese momento. Es sutil pero creo que bastante útil, aunque muchos no se van a dar cuenta. Otro manera menos sutil es tratar de dar una explicación, retomando de donde venimos y por qué se hizo tal o tal cosa y donde nos encontramos ahora. Suele ser menos útil, porque puede que diciéndolo evites que ellos lleguen a su propia interpretación. Otra opción es facilitar una revisión donde puedan compartir interpretaciones y elaborarlas, eso es bastante frecuente y útil. Otra opción es que tu explicación sea parcial, adaptada a casos particulares, sabiendo que solo sacarán partido los que estén tratando de dar sentido de esa manera, será ruido para el resto.
Lo que suelo hacer normalmente es todas las opciones distribuidas a lo largo de la sesión. Dando orientaciones generales, pero sin cerrar mucho la cuestión, sobre todo si estamos a mitad de la asignatura o en fases iniciales.
Imagino que los alumnos suelen estar muy orientados al contenido y no tanto al proceso, lo que implicaría por ejemplo, conectar las sesiones entre sí, o atender a la secuencia de sucesos o actividades o explicaciones que van teniendo lugar. Imagino que atender al proceso siempre conlleva ser consciente de una secuencia de experiencias. Algo que siempre trato de posibilitar que puedan atender a dicha secuencia.
Bueno... esto viene de la sesión de ayer en la asignatura de Creación de Valor, fue un ejemplo de todo lo anterior.
Saludos a mi lectora de posts con quien tengo una devolución pendiente
Qué raro y maravilloso eso de celebrar el “no entiendo” como señal de vida inteligente. A veces el sentido no se pierde: simplemente está jugando al escondite. Y algunos profes, por suerte, saben esperarlo sin arruinar el juego.
ResponderEliminarMe gustó eso de que el sentido esté jugando al escondite. Creo que los estudiantes tienen poca tolerancia a la ambigüedad y al no saber todo desde el principio. Este curso tuvimos ejemplos temporales y más o menos definitivos de "abdicación" en la tarea de tratar de entender lo que se hacía. Y es una pena. Un ejercicio posterior, durante la semana presencial, estaba muy orientado a indagar sobre esto, revisando descoloques vividos a lo largo de la asignatura. Sobre todo para, una vez identificados, entender cómo estaban colocados de entrada en términos de qué era lo que estaban esperando, qué necesitaban o querían, o daban por hecho. Y cómo se habían recolocado. Tristemente en algunos casos "abdicar" es una respuesta válida. Por suerte muchos son capaces de profundizar y generar conexiones más complejas, parte del aprendizaje de la asignatura. Por cierto, este término de abdicar se lo debo a Tim Ingarfield, que es la primera persona a la que se lo escuché. Gracias por el comentario
ResponderEliminarAy, la abdicación… yo a veces también dimito, pero disimuladamente, por si el sentido decide volver solo.
ResponderEliminarSaludos desde mi rendición provisional.