La última sesión estuvo dedicada a operativizar nuestro modelo interno de apego. Al menos a intentarlo.
Había ido pensando posibles ejercicios con los que tratar de entender cómo se manifiesta nuestro apego o nuestro estilo de apego. Y al final, tenía tres opciones. Como tenemos clases de dos horas (los jueves al menos) pensaba, por optimismo que no sea, que al menos podríamos aplicar dos de ellos.
Bueno, pues no fue así. Sólo pudimos hacer uno de ellos y no entero. Esto me da que pensar que probablemente el ejercicio fuera más complejo de lo que yo pensaba inicialmente y/o que necesitábamos más tiempo para realmente llevarlo a cabo.
Así que, aprovechando que disponemos de este canal de comunicación, por llamarlo así, me parece que podemos plantearlos en este post.
El primer ejercicio estaba inspirado en la tarea de interpretación de situaciones ambiguas, propias de tantos tests proyectivos, como el Test de Apercepción Temática (T. A. T.). La idea era exponernos a imágenes que representaran escenas ambiguas y que tratáramos de interpretarlas individualmente. Tratando de escribir qué pensábamos que pasaba, qué había ocurrido, qué iba a ocurrir, qué sentían los personajes, con cuál nos identificábamos, etc...
En una segunda fase, una persona hacía de sujeto, otro ayudaba a explorar la interpretación dada a los dibujos y una tercera persona observaba, tratando de comprobar si el explorador facilitaba con sus preguntas la interpretación de las imágenes, y sobre todo, comprobar si existía alguna relación con los temas de las vinculaciones afectivas trabajados hasta ahora (no en bebés sino con adultos, claro). La idea, claro, es que fueran rotando.
Vamos a ver las imágenes y así el que lea esto puede volver a realizarlo.
En principio la tarea es sencilla. La clave consiste en efectivamente relacionarse con la imagen y empezar a empatizar con la situación, imaginar, en definitiva proyectarse ante el estímulo visual. Uno podría, ciertamente, inventar una historia (todo lo que hagamos va a ser una invención de hecho). La premisa de la que se parte es que para inventar algo (o adivinar, o imaginar, inferir, fantasear, suponer, hipotetizar, construir, etc...) sobre las imágenes, se hará uso de la experiencia personal de la que se dispone (más o menos conscientemente, lo que también imagino que lo hace más o menos disponible también). La idea, pues plantea que vamos a proyectar algo de nuestra "vida interior" en la imagen, y ese acto de proyectar o externalizar nuestra experiencia, es lo que tendríamos que elaborar y conectar con el tema del apego.
Por ejemplo, ante la primera imagen podríamos interpretar que el hombre se está alejando de la mujer, mientras ésta trata de retenerlo. Ahora bien, ¿a qué llamamos retener o alejarse? ¿por qué usar esos verbos? ¿qué evidencias tenemos de eso? Y ¿por qué uno se quiere alejar? ¿por qué la otra lo quiere retener?
Usar los verbos retener y alejarse, ya suponen una interpretació. La cara de él, mirando más allá de la escena, con un movimiento de salida y giro, con una expresión en la boca que no es desde luego una sonrisa, sino cierto gesto de hastío, podríamos plantear que se siente agobiado, que necesita espacio. Pero es diferente a plantear que se siente asustado y lo que necesita espacio, pero por una razón muy diferente, quiere seguridad. Igualmente podríamos decir que se siente excitado, pero no quiere ceder a su excitación y por ello está tratando de irse. Cualquiera de las tres "lecturas" plantean tres intepretaciones, tres sentidos diferentes y por lo tanto tres posibles interpretaciones también, desde la teoría de los estilos de apego (si lo queremos conectar con este modelo teórico). Igualmente podríamos ampliar la interpretación atendiendo a la relación entre estos dos personajes que podrían ser una pareja; ella es la mejor amiga de la mujer de él; ella es una prostituta que le ha abordado por la calle (y no se conocen de nada), o por ejemplo él es gay y ella es una pretendiente que quiere dar un primer paso. Desde cada marco relacional, lo anterior puede cobrar diferente sentido. Dependiendo de las emociones que surjan por el que interpreta, la cuestión a explorar es, ¿se podría inferir algo acerca de su estilo de apego, o de vincularse emocionalmente con alguien?
Evidentemente sería mucho más consistente si no sólo analizáramos una escena sino las seis propuestas, y ver hasta qué punto hay similitudes o diferencias entre ellas (aunque no todas son escenas de pareja, hay emociones que se podrían repetir, o tipos de relación que se podrían también repetir, de superioridad, de inferioridad, de confianza/desconfianza, de atracción/rechazo, etc...).
Según una de las transparencias que tenemos en la presentación sobre este tema, de acuerdo a Feeney y Noller (1996/2001) la tarea del observador (y del que preguntaba) consistía en ver cómo se trataban en las diferentes interpretaciones cuestiones acerca por ejemplo de la expresión y apertura de afectos, cercanía (y límites) y el tipo de relación (dependencia o independencia, compromiso o no con las tareas o la relación, etc...). En los ejemplos vistos arriba se podrían inferir algunos de estos. Por ejemplo, ¿sería esperable que un estilo huidizo estuviera incómodo ante la cercanía de la mujer y prefiriera mayor distancia física? ¿por eso se sentía agobiado? ¿O es diferente a que propio de un estilo más ambivalente desea a la mujer pero no se fía de ella? etc... etc...
Por supuesto esto no deja de ser más que una excusa para ver en acción algunos de las manifestaciones de la expresión del apego en adultos. Incluso del modelo interno del apego, si se añadieran creencias y razonamientos del tipo: "no te puedes fiar de una mujer"; "cuando alguien está agobiado es porque algo malo le han hecho" etc...; si se vinculara a recuerdos personales congruentes con la escena, si se pensara qué relaciones actuales se piensa que podrían conectarse con estas escenas y qué expectativas se tiene sobre el futuro de las mismas, etc... etc...
Bueno. Tras escribir todo esto, me doy cuenta que el tema es bastante más complejo de lo que pudiera parecer a primera vista, y explicaría en parte que pocos tríos tuvieron tiempo de terminar una primera ronda.
Además, una de las dificultades principales tuvo que ver probablemente con la falta de práctica sobre el proceso de indagar, de ayudar a explorar a otra persona sobre su experiencia. Espero que podamos ir dando más oportunidades para eso, aunque no dispongamos en las clases generalmente de mucho tiempo.
Bueno, espero que si alguien lee esto, pueda entender un poco más el sentido que tenía el ejercicio. La lectura de los capítulos sobre Apego Adulto que voy a proponer probablemente contribuyan a comprender mejor todo esto, o eso espero.
Mañana seguiremos con este tema pero lo trabajaremos con otra metodología y aplicado a otro "objeto".
Un saludo
Alejandro
Feeney, J. y Noller, P. (2001). Apego adulto. Bilbao: Desclée de Brouwer. Del original publicado en 1996.
Había ido pensando posibles ejercicios con los que tratar de entender cómo se manifiesta nuestro apego o nuestro estilo de apego. Y al final, tenía tres opciones. Como tenemos clases de dos horas (los jueves al menos) pensaba, por optimismo que no sea, que al menos podríamos aplicar dos de ellos.
Bueno, pues no fue así. Sólo pudimos hacer uno de ellos y no entero. Esto me da que pensar que probablemente el ejercicio fuera más complejo de lo que yo pensaba inicialmente y/o que necesitábamos más tiempo para realmente llevarlo a cabo.
Así que, aprovechando que disponemos de este canal de comunicación, por llamarlo así, me parece que podemos plantearlos en este post.
El primer ejercicio estaba inspirado en la tarea de interpretación de situaciones ambiguas, propias de tantos tests proyectivos, como el Test de Apercepción Temática (T. A. T.). La idea era exponernos a imágenes que representaran escenas ambiguas y que tratáramos de interpretarlas individualmente. Tratando de escribir qué pensábamos que pasaba, qué había ocurrido, qué iba a ocurrir, qué sentían los personajes, con cuál nos identificábamos, etc...
En una segunda fase, una persona hacía de sujeto, otro ayudaba a explorar la interpretación dada a los dibujos y una tercera persona observaba, tratando de comprobar si el explorador facilitaba con sus preguntas la interpretación de las imágenes, y sobre todo, comprobar si existía alguna relación con los temas de las vinculaciones afectivas trabajados hasta ahora (no en bebés sino con adultos, claro). La idea, claro, es que fueran rotando.
Vamos a ver las imágenes y así el que lea esto puede volver a realizarlo.
En principio la tarea es sencilla. La clave consiste en efectivamente relacionarse con la imagen y empezar a empatizar con la situación, imaginar, en definitiva proyectarse ante el estímulo visual. Uno podría, ciertamente, inventar una historia (todo lo que hagamos va a ser una invención de hecho). La premisa de la que se parte es que para inventar algo (o adivinar, o imaginar, inferir, fantasear, suponer, hipotetizar, construir, etc...) sobre las imágenes, se hará uso de la experiencia personal de la que se dispone (más o menos conscientemente, lo que también imagino que lo hace más o menos disponible también). La idea, pues plantea que vamos a proyectar algo de nuestra "vida interior" en la imagen, y ese acto de proyectar o externalizar nuestra experiencia, es lo que tendríamos que elaborar y conectar con el tema del apego.
Por ejemplo, ante la primera imagen podríamos interpretar que el hombre se está alejando de la mujer, mientras ésta trata de retenerlo. Ahora bien, ¿a qué llamamos retener o alejarse? ¿por qué usar esos verbos? ¿qué evidencias tenemos de eso? Y ¿por qué uno se quiere alejar? ¿por qué la otra lo quiere retener?
Usar los verbos retener y alejarse, ya suponen una interpretació. La cara de él, mirando más allá de la escena, con un movimiento de salida y giro, con una expresión en la boca que no es desde luego una sonrisa, sino cierto gesto de hastío, podríamos plantear que se siente agobiado, que necesita espacio. Pero es diferente a plantear que se siente asustado y lo que necesita espacio, pero por una razón muy diferente, quiere seguridad. Igualmente podríamos decir que se siente excitado, pero no quiere ceder a su excitación y por ello está tratando de irse. Cualquiera de las tres "lecturas" plantean tres intepretaciones, tres sentidos diferentes y por lo tanto tres posibles interpretaciones también, desde la teoría de los estilos de apego (si lo queremos conectar con este modelo teórico). Igualmente podríamos ampliar la interpretación atendiendo a la relación entre estos dos personajes que podrían ser una pareja; ella es la mejor amiga de la mujer de él; ella es una prostituta que le ha abordado por la calle (y no se conocen de nada), o por ejemplo él es gay y ella es una pretendiente que quiere dar un primer paso. Desde cada marco relacional, lo anterior puede cobrar diferente sentido. Dependiendo de las emociones que surjan por el que interpreta, la cuestión a explorar es, ¿se podría inferir algo acerca de su estilo de apego, o de vincularse emocionalmente con alguien?
Evidentemente sería mucho más consistente si no sólo analizáramos una escena sino las seis propuestas, y ver hasta qué punto hay similitudes o diferencias entre ellas (aunque no todas son escenas de pareja, hay emociones que se podrían repetir, o tipos de relación que se podrían también repetir, de superioridad, de inferioridad, de confianza/desconfianza, de atracción/rechazo, etc...).
Según una de las transparencias que tenemos en la presentación sobre este tema, de acuerdo a Feeney y Noller (1996/2001) la tarea del observador (y del que preguntaba) consistía en ver cómo se trataban en las diferentes interpretaciones cuestiones acerca por ejemplo de la expresión y apertura de afectos, cercanía (y límites) y el tipo de relación (dependencia o independencia, compromiso o no con las tareas o la relación, etc...). En los ejemplos vistos arriba se podrían inferir algunos de estos. Por ejemplo, ¿sería esperable que un estilo huidizo estuviera incómodo ante la cercanía de la mujer y prefiriera mayor distancia física? ¿por eso se sentía agobiado? ¿O es diferente a que propio de un estilo más ambivalente desea a la mujer pero no se fía de ella? etc... etc...
Por supuesto esto no deja de ser más que una excusa para ver en acción algunos de las manifestaciones de la expresión del apego en adultos. Incluso del modelo interno del apego, si se añadieran creencias y razonamientos del tipo: "no te puedes fiar de una mujer"; "cuando alguien está agobiado es porque algo malo le han hecho" etc...; si se vinculara a recuerdos personales congruentes con la escena, si se pensara qué relaciones actuales se piensa que podrían conectarse con estas escenas y qué expectativas se tiene sobre el futuro de las mismas, etc... etc...
Bueno. Tras escribir todo esto, me doy cuenta que el tema es bastante más complejo de lo que pudiera parecer a primera vista, y explicaría en parte que pocos tríos tuvieron tiempo de terminar una primera ronda.
Además, una de las dificultades principales tuvo que ver probablemente con la falta de práctica sobre el proceso de indagar, de ayudar a explorar a otra persona sobre su experiencia. Espero que podamos ir dando más oportunidades para eso, aunque no dispongamos en las clases generalmente de mucho tiempo.
Bueno, espero que si alguien lee esto, pueda entender un poco más el sentido que tenía el ejercicio. La lectura de los capítulos sobre Apego Adulto que voy a proponer probablemente contribuyan a comprender mejor todo esto, o eso espero.
Mañana seguiremos con este tema pero lo trabajaremos con otra metodología y aplicado a otro "objeto".
Un saludo
Alejandro
Feeney, J. y Noller, P. (2001). Apego adulto. Bilbao: Desclée de Brouwer. Del original publicado en 1996.
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