(1) Solía
pensar que la correlación implicaba causación (es
decir pensar que dos cosas relacionadas suponen que una es la causa de la otra,
un ejemplo:
queremos ver la relación entre el porcentaje de personas fumadoras y pacientes
esquizofrénicos en la población. Los resultados muestran que entre los
fumadores existe un mayor porcentaje de pacientes esquizofrénicos. ¿Implica
esto que fumar produce esquizofrenia?)
(2) Entonces
fui a una clase de estadística, y ahora ya no lo pienso.
(3) Suena
como que la clase ayudó.
(4) Bueno,
quizás.
La anterior viñeta formaba parte del trabajo final de la asignatura de Psicología del Desarrollo en Educación Primaria. Era parte de las preguntas opcionales. Interesantemente, sólo una persona se atrevió a responderla. Responderla, básicamente consistía en explicar dónde estaba la supuesta gracia del chiste.
Lo que me gusta de los chistes en general y éste en particular es que hay que hacer algo muy concreto (o ser capaz de hacerlo al menos) para comprenderlo, y al comprenderlo se supone que reírse. Aunque uno puede comprender un chiste y no por eso resultar gracioso (que son dos cosas diferentes). Pero lo que sí es seguro es que si no se comprende el chiste, es imposible que se le encuentre su gracia. Y comprender un chiste requiere su tiempo, todos conocemos la experiencia de escuchar un chiste y comprenderlo un poco más tarde que el resto y en consecuencia empezar a reírnos (aunque fuera a destiempo). Cuando daba la asignatura de Dificultades de Aprendizaje, en el tema de Comprensión Lectora, analizábamos chistes, sobre todo para analizar qué procesos inferenciales estaban implicados, qué juicios y conexiones tenía que introducir el lector para dar sentido al chiste. Como en cualquier texto, se demostraba que el lector tenía que estar produciendo significados de manera muy activa.
Bueno, el caso es que de todos los alumnos que pudieron elegir esta parte del examen, sólo un alumno/a lo seleccionó, y lo mejor es que creo que porque se equivocó y contestó todas las preguntas, ja... lo que no deja de tener su gracia. Aunque yo le agradezco especialmente que lo intentara, al menos me dio un ejemplo de cómo lo estarían entendiendo el resto. No sé si el poco éxito de esta pregunta tuvo que ver con su dificultad, bajo interés, alto riesgo percibido, escasa conexión directa con lo que habíamos estado haciendo en clase, etc...
A continuación expongo la respuesta proporcionada por el único alumno aventurero:
"La gracia del chiste es que la
correlación no tiene que ver nada con la estadística. La correlación se puede
decir que es pensar que dos cosas
relacionadas suponen que una es la causa de la otra y la estadística son los
datos que te dicen de algo como por ejemplo los niños nacidos en un mes.
No se en que lo puedo relacionar
con la asignatura, aunque la puedo relacionar con alguna actividad que hemos
realizado como la actividad de decir la verdad y mentira.
La respuesta final es que no esta
muy de acuerdo con que tuviera que ir a una clase de estadistica ya que la
correlación y la estadística no esta muy relacionada."
Tras leer la respuesta es evidente que la persona que la escribió no entendió el chiste y desde luego no entiende los conceptos de correlación, la causalidad y la diferencia o relación entre ambos. Lo complejo del chiste radica en comprender por un lado qué es una correlación, en qué se diferencia de una relación causal y coordinar ambos ejemplos aplicándolos al chiste en sí mismo. Y el alumno de entrada confunde correlación con causalidad, lo mezcla con el de estadística (que se hallaría a un nivel de complejidad mayor, al ser la ciencia que aplica diferentes maneras de analizar relaciones entre variables, tanto sea de correlación como de causalidad) y desde luego no lo aplica al chiste en sí. Por todo ello es imposible que lo pudiera comprender.
El chiste procede de un foro de discusión, donde un autor, Bernardo A. Merizalde Psiquiatra especialista en Desarrollo Adulto, inició un tema proponiendo este tipo de tareas (dar sentido a chistes) como una herramienta diagnóstica, no de psicopatologías, claro, sino de nuestro grado de complejidad mental. Para él este chiste es un ejemplo de competencia metasistemática, porque exige en el lector que pueda coordinar dos sistemas diferentes: el de la correlación, el de la causalidad y que los aplique en el mismo chiste. Este término, metasistemático procede del modelo de complejidad jerárquica desarrollado por Michael Lamport Commons. A diferencia del modelo de Piaget, las actividades propuestas por Commons para evaluar el grado de complejidad está basado en la complejidad de las tareas que se van proponiendo, de manera que uno tiene la complejidad de aquellas tareas que puede realizar, ni más ni menos. Y un nivel metasistemático es un nivel alto de 12 sobre 14 niveles posibles (sólo tiene por encima al nivel paradigmático y cros-paradigmático). Por debajo tiene el nivel sistemático, el nivel formal, el abstracto y el nivel concreto y otros siete más sencillos.
Vayamos a las viñetas: el protagonista (el de nuestra derecha) afirma que antes confundía correlación y causalidad, pero que tras ir a una clase de estadística ya no los confunde. Hasta aquí todo bien. El amigo plantea entonces: "parece que la clase ayudó" y ahí viene la respuesta irónica "bueno, tal vez". Evidentemente está implícito que si fue a una clase de estadística, lo que ocurrió en ella contribuyó a la comprensión actual entre los términos de correlación y causalidad. Pero el protagonista se niega a verlo como una causa (que es lo que implícitamente hacía el amigo) sino como una mera correlación, de ahí el tal vez esté relacionado con otros muchos factores posibles, aplicando así lo que ha aprendido a su propia experiencia de aprendizaje. Y es en esa contraposición donde está la gracia, de haberla, ja... claro. La causalidad y la correlación se refieren a cuestiones generales hasta que el amigo lo conecta con la situación concreta de aprendizaje, viéndolo como una relación de causalidad: ir a clase causó la comprensión y diferenciación entre correlación y causalidad. Pero aceptar esta idea implicaría paradójicamente que no se comprende dicha diferencia, por eso el protagonista no lo acepta y plantea que quizás está relacionado, porque la relación no es de causa-efecto.
Bueno, y esto es todo. ¿Son útiles este tipo de tareas para evaluar el tipo de competencias complejas planteadas por Bernardo Merizalde? ¿Cómo fue vuestro proceso de comprensión del chiste? ¿lo entendisteis y qué significa el que lo entendierais, no lo entendierais o sobre todo, aquello que entendierais qué significaba?
Un saludo
Alejandro
Qué buen post¡ y chiste… después de la explicación, claro. He de decir que a mí me cuestan los chistes, generalmente caigo con dificultad y a destiempo. Mejor leerlos: tiras, comics, dibujos… Pero este en particular ya me estaba inquietando nada más leer (¡¡por la estadística¡¡ :) y supongo que la inquietud me ha alejado del significado. En este caso no significaba un problema (claro que yo no me estaba examinando o bueno un poco sí, sí :), pero era también una curiosidad que sabía (esperaba) ibas a despejar en seguida. Así que no hice mucho esfuerzo. Lo hubiera hecho quizá… si la solución … estuviera en otro post :) …aunque no sé si lo hubiera resuelto , glup :(. Y en cuanto a si es útil, sí me lo parece. Primero porque supone un reto o desafío, hay que construir el significado y eso es mucho más creativo. También porque se recuerdan más fácilmente los conceptos (una vez comprendido el chiste). Por otra parte se puede contar fácilmente (graciosamente) y favorece el que otros comprendan. O sea que me parece muy útil y creativo.
ResponderEliminar… A mí me ha conectado con el modelo causal y con G. K Chesterton en The Logic of Elfland, recupero un párrafo que me encanta:
“Here is the peculiar perfection of tone and truth in the nursery tales. The man of science says, "Cut the stalk, and the apple will fall"; but he says it calmly, as if the one idea really led up to the other. The witch in the fairy tale says, "Blow the horn, and the ogre's castle will fall"; but she does not say it as if it were something in which the effect obviously arose out of the cause. Doubtless she has given the advice to many champions, and has seen many castles fall, but she does not lose either her wonder or her reason. She does not muddle her head until it imagines a necessary mental connection between a horn and a falling tower. But the scientific men do muddle their heads, until they imagine a necessary mental connection between an apple leaving the tree and an apple reaching the ground. They do really talk as if they had found not only a set of marvelous facts, but a truth connecting those facts. They do talk as if the connection of two strange things physically connected them philosophically. They feel that because one incomprehensible thing constantly follows another incomprehensible thing the two together somehow make up a comprehensible thing. Two black riddles make a white answer”.
Igual se aleja un poco del chiste, pero fue la primera conexión (después del susto:)
Un abrazo.
Pilar